ARTE 2518 Taller de Curaduría

La palabra curaduría, o el presente participio del verbo curar, hace referencia a la actividad de seleccionar, organizar objetos dentro de la gramática de una exposición. La evolución de la figura del curador, desde hace unas décadas, se ha convertido en uno de los interrogantes de la función social del arte, sobre todo, de la función de la curaduría como discurso  profesional. La práctica curatorial ha sido definida como un acto que envuelve una selección, una decisión, una traducción, donde los gestos visuales se resisten a traducirse a un texto, de generar asociaciones o captar el invisible espacio de contingencia entre entidades, obras o sujetos. La curaduría como disciplina, se encuentra aún en una etapa  primaria, maleable, que usa y adapta códigos y estructuras heredadas. Si tomamos la curaduría como una actividad que re-lee la obra de arte, como un medio para poner en tela de juicio una idea cuya razón de existencia está tal vez centrada en el lenguaje, se puede  leer una exposición como la posibilidad de explorar alrededor de otras posibilidades,  círculos concéntricos que están a la vez rodeados de posibilidades que presentan una  lectura específica a un público interesado de la manera más fuerte posible, de una manera  que refuerza o extienda la obra. El acto de hacer algo público, en cualquiera de sus formas y sobre todo en exposiciones que responden a estructuras jerárquicas y que producen  formas de comunicación particulares y generales, ofrece la posibilidad de mirar a la  exposición como una herramienta  ideológica. No hay un método o límite definido ni por rol ni por herencia de la curaduría como práctica, a pesar de la proliferación de cursos en estudios curatoriales hace no más de 20 años. Estos preceptos hacen preguntas a la construcción de las exposiciones como medios y a la producción de significados y valores implícitas en estas.

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