FILO - 3342 Seminario “Derrida: Lenguaje, Ética y Política”

Derrida es un filósofo que piensa siempre en conversación. En una conversación intensa, rigurosa, y creativa con la tradición de los discursos filosóficos y de las ciencias sociales que le precedieron, y lo influyeron de manera decisiva. Contrario a cierto estereotipo que asocia su trabajo a un “vanguardismo” disruptivo que cae fácilmente en el destello efímero y vacuo de la “novedad”, la “experimentación”, o la “moda”, su trabajo es ante todo una conversación exhaustiva y apasionada con las corrientes intelectuales y filosóficas más expandidas y consolidadas en su medio académico, i.e. en la filosofía francesa y europea en la época de la posguerra: la fenomenología y el estructuralismo. Ambas portadoras o portavoces del legado de la tradición en la filosofía y las ciencias humanas que le fueron contemporáneas. Y contrario a otro estereotipo que lo asocia con el “relativismo pos-moderno”, el rechazo de un fundamento legítimo para la razón humana en la ciencia y la vida ético-política como promesa universal o cosmopolita, en esa conversación intensa con estas corrientes intelectuales de su época, Derrida es un filósofo que se pregunta por cómo relanzar la promesa del discurso filosófico como guía o compás de la humanidad en los oleajes de su devenir histórico, en una coyuntura epocal en la que dicho estatus de este discurso pareciese ser puesto en cuestión.

Es, en este sentido, uno de los últimos filósofos “clásicos”, si por ello entendemos, en primer lugar, la aspiración de un trabajo filosófico que se resiste a la separación compartimentalizada de los problemas epistemológicos, de los problemas ético-políticos; y también, que se resiste a una hiper-especialización o profesionalización de la filosofía que renuncie a la tarea que ésta ha cumplido como “ciencia primera” en la historia de su aventura de largo aliento en la cultura occidental. Su cuestionamiento de esta historia en la estela de la crítica a la “metafísica” (siguiendo el impulso de Nietzsche y Heidegger), a través del estilo y estrategia de la “deconstrucción”, lejos de una actitud “vanguardista” o “relativista”, es un esfuerzo por trabajar la herencia de la filosofía como institución de la cultura occidental para potenciar sus posibilidades como ejercicio reflexivo y orientador en nuestro presente histórico.

Estudiar el pensamiento filosófico de Derrida, implica entonces explorar estas conversaciones en las que se abre camino su trabajo. En este curso avanzado, profundizaremos en dos de éstas: la que Derrida sostiene con la fenomenología, y la que sostiene con el estructuralismo. Lo que animará nuestra exploración, más allá del interés en la exégesis de textos o en la historia de las ideas, es el reto de identificar y evaluar los recursos que estas dos conversaciones nos proveen para pensar problemas fundamentales de nuestro presente histórico, ante las crisis de la “ciencia” y la “democracia” en el mundo contemporáneo, y los retos que éstos nos plantean.

Nuestra pregunta guía será: ¿Cómo se relacionan la conversación que sostiene Derrida con la fenomenología en torno a las condiciones de posibilidad del conocimiento del mundo, y la pregunta por una ética de la alteridad que promueva hoy sociedades más justas y hospitalarias? Ambas cuestiones pasan por una reflexión profunda en torno a las relaciones entre lenguaje, socialidad e historicidad. Una reflexión sobre cómo habitar un lenguaje común en un mundo que lleva en su piel las heridas y cicatrices de la dominación colonial. Y ambas cuestiones exigen, también, abrir un camino más allá de la oposición entre el universalismo moderno-ilustrado, y el relativismo cultural identitario.

Créditos

4 Créditos

Instructor

Carlos Manrique